Nunca he dudado que mi vida artística pasa por la creación literaria.
Escribo desde que tengo 9 años, escribo todo, encuentro mis diarios y me doy cuenta que escribir era la manera de no sentirme sola, de hablar conmigo, de gritar cuando no podía y protestar por todo lo que me parecía absurdo.
Escribir y cocinar son dos ejercicios muy parecidos, son pasiones y se viven como tal.
Ya entendí que escribo para mí y en esa medida de las cosas las crónicas sobre la gastronomía del mundo nacen de esa propia necesidad de quizás seguir hablando conmigo.
Este año ha sido significativamente desafiante incluso para la concepción de un texto o lograr audiovisuales, aun siento el fresco del 2019, las risas, todo el trabajo maravilloso que se pudo ejecutar y los frutos de esas luchas.
Hoy me siento menos en el aire, ya han pasado los días de mayor dificultad ahora viene los días de resignación… si, resignación para vivir en medio de la falta de consciencia y con un virus siendo tu sombra; ya casi acaba la cuarentena en mi país y realmente no sabemos cómo vamos a salir a flote otra vez, solo sabemos que sabemos nadar…que siempre hemos nadado y que la orilla nunca ha estado tan lejos.
Soy cocinera y artista hace 10 años, créame que le puedo dar una cátedra sobre la incertidumbre con la certeza que usted se va reír mucho de todas las cosas me ha tocado sortear en la vida, de los egos que he tenido que ver en acción, ambos medios están llenos de dinámicas sociales inventadas, seamos honestos: el mundo hasta ahora es un cúmulo de pretensiones humanas donde los ecosistemas no importan, la vida del otro es drama y la apariencia vale mas que la inteligencia, el ser humano reduce cada vez mas su capacidad de amar incondicionalmente incluso a la naturaleza.
Escribir y cocinar me permiten sentir que devuelvo un poco de amor a mi ser, el amor que me niega el mundo material que decidí experimentar, las letras y las ollas organizan mi propio sistema de pequeñas libertades que me invita a enseñar, compartir y viajar…viajar suena a nostalgia ahora.
La nostalgia es lo que hoy me lleva a reconocer en medio de esta pandemia que no escribo esperando que leas, escribo porque siento deseo de hacerlo, cocino por amor a mi y a mi creatividad, soy artista porque la creación es siempre libertad y seguiré siendo Rebelde si en mi rebeldía encuentro el sostén suficiente para no dejarme caer.
Voy a seguir defendiendo el patrimonio inmaterial de las cocinas del mundo porque es el propósito que le trazo a RebelChef y a mi búsqueda personal.
Crear en tiempos de crisis es mi valor agregado, es mi punto de equilibro.
Haciendo un ejercicio mental, recuerdo otros tiempos de crisis y si estoy aquí escribiendo es porque logré salir de ellos…se podrá rebeldes…se podrá otra vez!
Maravilloso leer este tejido de experiencias condimentadas que sazonan nuestras reflexiones sobre ser y sentir.
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