LA FANTÁSTICA

 



La violencia que estalla como ola en la orilla no es un hecho al azar, fue en alguna vez una bomba de tiempo silenciosa a la que nadie parecía prestar atención.  Pero las bombas estallan en algún momento y su estallido es finalmente eso: una consecuencia y un triste final. Cartagena ya no es una ciudad segura, ese es nuestro estallido, nuestra consecuencia y triste realidad. No es fantástica, no es limpia y tampoco se ha saneado ni salvado de la corrupción e inoperancia. 

Cartagena es una bomba de tiempo que estalló y directa o indirectamente somos muchos los afectados. Con causas tan complejas como el micro-tráfico, redes de prostitución y migración, falta de infraestructura vial, escolar, de salud y hasta desnutrición no entiendo cómo no estallamos antes. Creo que la diferencia entre lo pasado y ahora es que asumimos que llegaba un nuevo periodo lleno de esperanza sumando además la motivación de tener un gobierno distrital eficiente y menos histérico que los anteriores, sin embargo, la nube rosa se desvaneció prontamente porque la realidad es contraria y la esperanza se sedimenta como la Ciénaga de la virgen.  Un respiro profundo es lo único que nos queda, respirar para entender en qué punto estamos y cómo salimos de esto, respirar profundo para mirar de frente el problema.

Nuestro ejercicio ciudadano nos debe permitir discernir entre el pensamiento y los impulsos que genera la desesperanza que por demás es clara e inevitable frente a la ciudad desbaratada que tenemos y nuestras posibilidades de seguir eligiendo mejor mientras educamos el voto popular. 

Frente a los problemas, la desesperanza es el peor de los caminos, el mas largo y el mas doloroso.

la acción por otra parte, es la invitación transversal que vincula: emociones, corporalidad y pensamiento. La acción permite el encuentro, el despojo del ego y la maravilla del "poder seguir". Sí, la acción es un poder que reside en lo colectivo y en el corazón de los individuos desprovistos de ego. 

Accionemos!

Hablemos!

Busquemos soluciones, pero por sobre todas las cosas, mantenga su esperanza ciudadana intacta. 

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